LA ECONOMÍA ESPAÑOLA DESPUÉS DE LA DICTADURA (1975-2000)
Tras un duro proceso
dictatorial en el que España se encontró inmersa durante unos cuarenta años, la
muerte de Franco supuso una nueva etapa tanto política como económica para el
país. Pese a que en los últimos años de la dictadura se apreciaron ciertos
índices de aperturismo económico, fue durante la transición y los primeros
gobiernos democráticos cuando se confirmó una economía estable.
De esta manera, tras la
crisis del petróleo de 1973 que había golpeado duramente a España y que había
supuesto un alarmante crecimiento del paro y de la inflación. Para estabilizar
la situación las principales fuerzas políticas firmaron en octubre de 1977 los
Pactos de la Moncloa, una serie de medidas consensuadas para hacer frente a las
graves dificultades económicas (devaluación de la peseta, incremento de los
salarios, contención de los salarios, etc.)
A partir de este
momento, y de la elaboración de la Constitución de 1978, se consagra el modelo
de economía mixta de mercado: economía de mercado con ciertas dosis de
intervención pública, es decir, un modelo propio que se conoce como Estado del
Bienestar. Además, se dan las directrices generales para la recaudación de
impuestos a través de la Agencia Tributaria (Hacienda).
Los siguientes años
estuvieron marcados por un tenso ambiente político, por lo que la economía pasó
a un segundo plano. Fue en la primera legislatura socialista de Felipe González
cuando se aprobó un estricto plan de estabilización económica que implicó un
proceso de reconversión industrial que llevó al cierre de muchas industrias
obsoletas. Estas medidas provocaron desconcierto en las organizaciones
sindicales, pero permitieron sanear la economía y prepararla para la
recuperación.
En 1986, España
finalmente consiguió acceder a la Comunidad Económica Europea. A partir de este
momento, se vivió una época de crecimiento económico, ya que se promovió una
ambiciosa política de inversiones en infraestructuras favorecidas por la
transferencia de fondos procedentes de la CEE. Los servicios educativos,
sanitarios y de pensiones crecieron de forma notable, siendo sufragados por un
sistema fiscal relativamente progresivo. Por primera vez, se podía hablar de un
Estado del Bienestar en España. Sin embargo, el crecimiento económico y las
medidas liberalizadoras del gobierno trajeron un aumento de las diferencias de
riqueza entre los diversos grupos sociales. Además, España celebró en 1992 dos
acontecimientos internacionales, los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla que mostraron una imagen de país moderno muy diferente a la España de
la dictadura de Franco, y se produjo el nacimiento del AVE. Sin embargo, la
recesión mundial iniciada a principios de los noventa golpeó duramente a
nuestro país. La crisis económica, agravada por la incorrecta política
económica del gobierno, disparó la inflación y el paro llegó a la cifra de tres
millones de desempleados. Estas dificultades económicas, unidas a nuevos
escándalos de corrupción hicieron que se produjera un cambio en el gobierno.
El nuevo gobierno
centró sus esfuerzos en implementar una política económica ortodoxa que
redujera el déficit público y reactivara la economía privada. El gran objetivo
era cumplir los denominados criterios de convergencia (inflación, deuda,
déficit…) establecidos en el Tratado de Maastricht de 1991 y que una vez
alcanzados permitirían a España unirse a la nueva divisa europea, el Euro. La política
económica fue un éxito. La actividad económica se reactivó, el paro descendió
de manera notable y el saneamiento de la economía llevaría a que España participara
en el nacimiento del Euro en 1999.
Vicente López García
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