ALEMANIA
Para entender la historia de
Alemania es necesario tener en cuenta la importancia de Prusia, ya que era el
estado más influyente del Sacro Imperio Romano Germánico y que, tras su caída
en las guerras napoleónicas, se creó la Confederación del Rin, que fue un
estado satélite de Napoleón. Tras la derrota francesa, se crearía la
Confederación Germánica en 1815, que fue la unión de 39 estados alemanes como
Baviera o Hannover, entre otros. Los dos Estados más poderosos serían Prusia y
Austria, y quedaría bajo el mandato de la casa de Habsburgo, con Francisco José
I de Austria como emperador. En 1866, las tensiones entre los estados más
poderosos de la Confederación estallarían en la guerra austro-prusiana, que se
saldaría con la victoria prusiana y de sus estados aliados, por lo que daría
fin a la Confederación Germánica y a la creación de la Confederación Alemana
del Norte. Otto von Bismarck sería el canciller de la nueva confederación y
giraría en torno a Prusia lo que sería la unificación alemana de 1871 en la que
derrotarían a los francos. De esta manera, se creó el Imperio Alemán.
Desde este momento, Alemania se
convertiría en una de las principales potencias mundiales junto a Gran Bretaña.
A partir de aquí, se establecieron los sistemas bismarckianos, que dominaron la
política europea. Sin embargo, un enfrentamiento entre Guillermo II y el
canciller provocaron que Alemania no fuera capaz de continuar con las políticas
implantadas por Bismarck, y se vio en la incapacidad de mantener el equilibrio
europeo.
En 1914 estalló la Primer Guerra
Mundial, que se saldaría con derrota alemana. El tratado de Versalles, que puso
fin al conflicto, recogió una serie de duras exigencias por parte de los países
vencedores hacia Alemania. Tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, se
constituye la República de Weimar en 1919. Es un periodo de gran inestabilidad
debido a la fragmentación parlamentaria en partidos minoritarios y al rechazo
de los militares a aceptar la derrota y los acuerdos impuestos por los
vencedores. La crisis económica como consecuencia del Tratado de Versalles que
hacía que Alemania pagara grandes tributos como trofeo de guerra y la
hiperinflación conlleva la ruina para una gran parte de la clase media, y esta
situación se agrava tras la Gran Depresión de 1929.
Esta situación propició el auge
de ideas nacionalistas y ultraderechistas y en las elecciones de 1933, el
Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP, nazi) consigue llegar al
poder, y finalizará enseguida la primera experiencia democrática alemana. Esta
época duraría desde entonces hasta 1945, con el fin de la Segunda Guerra
Mundial, y la nueva derrota alemana. La guerra resultó en una gran pérdida de
territorio, quince millones de alemanes expulsados, cuarenta y cinco años de
división, ya que el país se separó en la Alemania oriental y la occidental, y
lo más importante unos cinco millones de muertos en Alemania y más de cincuenta
en el macabro balance final de la contienda. En la conferencia de Potsdam
realizada en agosto de 1945, poco después de la rendición incondicional de la
Alemania Nazi el 8 de mayo de 1945, los aliados dividieron Alemania en cuatro
zonas de ocupación militar: Francia al suroeste, Gran Bretaña al noroeste,
Estados Unidos al sur, y la Unión Soviética al este. Alemania, como país
dividido, encarnó la guerra fría como ningún otro país. La ocupación del
territorio por parte de los aliados tuvo como icono al muro de Berlín y perduró
más de cuatro décadas. Alemania da un giro radical en sus históricamente
conflictivas relaciones con Francia, y luego de los tratados de Roma inicia
junto a este país una política de acercamiento, que queda plasmada en el
“tratado del Elíseo” de 1963. Desde entonces, las dos naciones han formado una
dupla que hace frente común en cuanto a los asuntos internacionales.
En septiembre de 1990, un mes
antes de la reunificación alemana, las cuatro potencias aliadas y los dos
Estados alemanes firmaron un tratado en Moscú (Tratado Dos más Cuatro) que
ponía fin a los derechos y las responsabilidades de los poderes aliados
respecto a Alemania. Las fuerzas soviéticas ubicadas en la Alemania oriental
completaron su retiro el 31 de agosto de 1994 y una semana después le siguieron
las fuerzas aliadas. Únicamente soldados estadounidenses y británicos, ubicados
en el marco de la OTAN, permanecen en la República Federal.
Por último, en relación Alemania
con la Unión Europea, la Wikipedia recoge: “En su calidad de Estado fundador,
Alemania desempeña un papel central en la construcción de la Unión Europea
(UE). En 2001 se da el paso más importante en materia de unión económica
europea, con la creación de la Moneda Común de la UE, el Euro (€), cuyo valor
inicial era de 0,80 dólares estadounidenses dado que se pretendía competir en
los mercados con cierta ventaja para los productos europeos. Durante cierto
tiempo coexistieron las monedas locales, el marco alemán en este caso, como el
euro hasta que aquellas (franco, marco, lira, peseta, escudos, etc.) fueron
definitivamente abolidas en beneficio de la nueva moneda única europea.”
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